Muchos creerán de hecho, que este blog es uno de mis varios intentos por hacer reír o hacerme el simpático e ingenioso… Y… SI, ¡la verdad es que así es!

No, la verdad no… De hecho, el propósito real de esta web es algo más prístino y delicado. Intentaré hacer una especie de homenaje a mis amigos, amigos en Chile por supuesto ^^. Veamos si resulta… (En lo personal, si escribieran algo de mí en alguna parte, yo lo leería con mucho interés, y espero que así sea con ustedes).



Entrevistado de hoy:



Samuel Lascar.



Odio a las personas que creen que hay que vivir sin hacer estupideces en la vida… como cuando solía subir los videos que hacíamos con los cabros, como por ejemplo “Música Ligera – Soda Stereo” y no falta el típico wn que decía “Por favor chiquillos… cómprense una vida… no pierdan el tiempo”… Que se cree… ¡Qué infancia mas fome tuvo que haber vivido ese hombre! Todos tenemos derecho a nuestros momentos de fritanga y fanfarria, y que alguien me diga, ¿cómo rechazar a un amigo cuando te invita a liberar tu verdadero ser interior?... No pos, ¡eso no se hace!

Otra razón de mi odio a esas personas es porque dicen que, “el tiempo se pierde”, el tiempo no se pierde…, pero algún otro día hablaré de eso, o me hablarán de eso.

No pero, hablando en serio, no odio a esas personas, no, el odio es algo muy maligno… El odio es como un hoyo negro, si odias demasiado, ese odio se empezara a concentrar en un punto con masa infinita y volumen cercano a cero, lo que significa una densidad colosal, tanto así que la fuerza gravitacional de ese odio podría asemejarse a un quinto de la fuerza que generó la expansión del Big Bang. Además que, no me hubiera gustado que la primera palabra que haya usado fuera ODIO. Sin embargo, la usé de todas formas -.-“…

Entonces, el punto sería que las estupideces son necesarias en la vida, pero son sanas siempre y cuando para uno no sean estupideces. Claro, y uno que otro se preguntará o me preguntará “Pero Gin, “¿Cómo cresta, el hecho de cantar “A puro dolor” entre 8 personas en un baño del Mall, no va a ser estupidez para uno mismo?””, bueno, no lo es, porque no lo es… No es estúpido, tampoco es aconsejable, pero son vivencias necesarias que pasan a ser recuerdos inolvidables e inspiradores de la nostalgia. Aún puedo escuchar el eco de las risas interminables y chillonas producto de esos desmanes…

Después de todo la sabiduría y la experiencia se construyen a partir de las anécdotas de la vida. Sin embargo siempre la sabiduría llega cuando ya no sirve (Ya te lo habré mencionado, Samuel).



Hablando de Samuel, este personaje, será el primero al cuál analizaremos aquí, dentro de la larga lista de personajes y actores que dan vida a este filme…

Samuel, desde que lo conocí en sexto básico, me ha inspirado un aire de respeto y me ha inspirado un inocente miedo. No porque EL me dé miedo, sino que es el temor a equivocarme frente a él. Siempre he sabido que no es perfecto, y que es alguien que a ratos camina con pasos temblantes, sin embargo no sé por qué, no puedo evitar titubear cada vez que le digo una nueva idea mía. Yo diría que ese es uno de los grandes aportes de él a la película (En este blog, nos referiremos como película a mi vida). Samuel actúa como el crítico, aquella persona que no es el hombre tras la cortina creando las ideas y escenas, pero sí el hombre quien detecta errores donde todos creyeron había perfección. Y la verdad es que siempre cuando quiero un buen consejo, acudo a él. Aplicable o no su respuesta, siempre me desempaña la vista, y puedo seguir un poco más seguro. Por más que él me llene de halagos y vítores, siempre lo miraré desde lejos, como si él siempre anduviera un paso más rápido. Aunque, he tenido la oportunidad de ver al hombre destrozado y caído… En varias oportunidades, en esos momentos en que la vida se queda sorda y ciega y decide ignorarte por unos días… Y luego de recuperarnos de esos bajones intentamos olvidar el mal tiempo y lo logramos hasta cierto grado, porque luego siempre queda ese gusto amargo que pertenece al miedo de volver a esos días de incertidumbre. Pero no culpemos a la vida, esta solo nos hace eso para recordarnos que aún estamos vivos.



Y Samuel sigue vivo, no ha vencido todavía, ninguno de nosotros tampoco, pero al menos ya decidimos intentar vencer.

Samuel, desde que lo conocí en sexto básico, me ha inspirado un aire de respeto y me ha inspirado un inocente miedo. Y les contaré como fue que lo conocí, nuestro primer encuentro de siempre. Yo estaba caminando hacia la salida del Colegio El Bosque (cuando aún era un Bosque), e iba desde el Saguan, Zaguan, Sawan, Zawan… (que vergüenza, 6 años escuchando y diciendo esa palabra y aún no sé como chucha de cresta de mierda se escribe), iba desde el SAWAN hacía el edificio de la media, en una tarde del viernes, esos viernes placenteros en donde no había nada mas relajante que escuchar el timbre de las 1:20 pm. Recuerdo que hacía calor, y bueno, yo estaba esperando a mi tía del furgón creo, y decidí sentarme en ese pasillo-corredor que une las salas de los kínder y pre-kínder. Y resulta que a unos metros de mi estaba Samuel sentado, observando a un niño aún más pequeño que nosotros (ahora debería seguir siendo más pequeño, a menos que haya sido abducido, y que le hayan metido el dedo en el ano y que lo hubieran devuelto a la Tierra como 5 años más viejo) que estaba jugando fútbol en ese patio de tierra y polvo. Y yo me senté y me puse a observar al niño también. Y vi a Samuel a un lado mío comiendo un sándwich de… no se que, seguramente de queso pos, y yo estaba con hambre creo, bueno, siempre estoy con hambre, pero tenía mi fanta, que era mi refresco salvador.



El tiempo pasó y yo me iba yendo, cuando vi a Samuel comiendo panes pero no líquidos…, entonces pensé “debe estar sediento”, o algo así debió haber pasado por mi mente porque lo que hice fue acercarme a Samuel y ofrecerle lo poco que me quedaba de fanta. El, por supuesto, por su naturaleza cautiva en esos momentos, me rechazo rotundamente a la velocidad de la luz. Pero yo insistí… y creo que no le pasé la fanta sino que se la dejé a un lado como forzándolo a que la aceptara, y bueno, el dijo algo como “jaja ya bueno”, y me fui. Y no fue hasta en sétimo (séptimo para los cuicos) en que nos encontramos otra vez, cuando el sexto A y el sexto B se unieron en un curso. Y ahí empezó todo oficialmente.

Bueno, si me pusiera a hablar de todo lo que ha pasado hasta ahora no podría terminar nunca, la idea de las películas es que son resúmenes de los libros, así que en una próxima entrada, en otra entrevista con Samuel, comentaremos una que otra anécdota o anéctoda.

Por ahora, me debo ir, espero que las palabras hayan sido de su agrado, y por favor sigan visitando esta página que así me ánimo a escribir más y más seguido ^^.



PD: Tu, y yo y Samuel y todos, ¡somos humanos!.

(Extracto de Samuel Lascar).



Canción dedicada: Human – The Killers.



Adios y hasta pronto.

Finalizado

Ya estamos listos para partir, solo falta afinar detalles.

We're good to go now!

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